Os voy a contar una historia que ocurrió en tierras del reino de Sevilla allá por los tiempos del rey D. Fernando III………..
Había un hombre muy devoto de la Virgen Santa María que cuando Sevilla aun era ciudad de moros, él solía entrar en ella sin el permiso de cristianos.
Estando en Alcalá de Guadaira, fue descubierto y acusado de traidor, llevado a las afueras de la ciudad fue condenado a morir apedreado, y su cuerpo abandonado allí en medio del Campo sin cristiana sepultura, entonces este hombre pidió antes de ser ejecutado tener confesión, pero se le negó y se procedió a su lapidación,
Pero viendo que este no moría por muchas pedradas que le eran dadas, se ordeno se le diese muerte mediante una lanzada, y de nuevo este hombre piadoso de la virgen Santa María pidió confesión, pero le fue negada,
Al ver que la lanzada tampoco resultaba mortal, se ordeno se le degollase allí mismo, y de nuevo el hombre arrepentido pidió confesión, y de nuevo esta se le negó,
Tras comprobar que el cuchillo no hacia su favor mortal, se accedió a que un hombre religioso le prestase confesión, y el hombre humildemente se confesó pidiendo perdón por todos los pecados cometidos a la mare de Dios, y por fin murió,
Pero la virgen apiadándose de este hombre devoto suyo, hizo que su cuerpo quedase incorrupto, y con asombro los hombres observaron que con el paso del tiempo, el cabello y las uñas se le seguían creciendo,
Y pasado más tiempo aun, ni las aves ni los perros, ni los animales de carroña tocaban tampoco su cuerpo………
Así que ya sabeis caballeros, si paseando por los campos de alcalá de guadaíra, os encontrais con el cuerpo de este hombre, no os asusteis, dadle cristiana sepultura, y descansará en paz.........Amén